miércoles, 6 de abril de 2022

 



El rasgo propio de la práctica psicoanalítica

Dayana Delgado Villegas

 “…el rasgo propio de nuestra práctica es no tener patrones. Entonces, debemos indicar que, si en la práctica no tenemos patrones, tenemos principios. Y es necesario tratar de formalizar esos principios”[1].

Jacques Alain Miller en Introducción al Método Psicoanalítico

 

En esta cita encuentro el motivo del título de mi texto, ya que en psicoanálisis no se trata de seguir etiquetas ni envolvernos en el enjambre de estandarización, sino por el contrario, se trata de dar lugar a la subjetivación del que viene con intención de analizarse.

Por lo que habrán leído en la bibliografía sugerida para este encuentro, el diagnóstico diferencial es polémico, dada la estrecha relación con la psiquiatría desde sus inicios. Esta palabra que etimológicamente viene del griego diagnōstikós y significa “a través del conocimiento”[2] en el sentido de ser capaz de discernir, de reconocer; no fue en sus inicios un término médico. Es recién en el renacimiento que cobra su especificidad médica en cuanto a entender la causa de las enfermedades.

El diagnóstico es un tiempo de discernir, cernir la singularidad del paciente, necesario para la intervención del analista. No existe un estándar en la práctica analítica, tomará el tiempo que requiera el poder llegar a un diagnóstico acerca de la estructura de quien consulta, para tratar de concluir algo de lo subjetivo, ya sea que corresponda a una Neurosis, Psicosis o una Perversión.

Una persona que consulta, no es un paciente todavía, hay un candidato a paciente, una demanda de ser admitido como tal. Hay entonces, en una primera instancia, una avaluación de su síntoma, o de sus síntomas; viene es a buscar un aval. A partir de este momento, podrá ser admitido como paciente o no.  En la avaluación subjetiva se trata de poder localizar el lugar desde el que habla el sujeto.

 

En el texto de referencia, Miller reflexiona sobre los principios metódicos del análisis y ubica tres niveles: Avaluación clínica, Localización subjetiva e Introducción al inconsciente. Entre la primera y la segunda sitúa “la subjetivación” y entre la segunda y la tercera a “la rectificación subjetiva”. El diagnóstico es un proceso en el que se podrá ubicar las posibilidades que tiene cada sujeto de lograr estos movimientos subjetivos. Es una transversal en el dispositivo.

En ocasiones será difícil poder determinar la estructura del sujeto, más aún en estos tiempos en que en la práctica se hace difícil poder dar un diagnóstico de la estructura del paciente. Tiempos en que la biociencia y la tecnología dan una respuesta inmediata hacia el malestar y la idea ficticia de control sobre el síntoma. Ubieto y Pérez refieren que hoy en día “la gente se sitúa en una posición adánica y espera que la ciencia y la tecnología funcionen como proveedores de solución a los problemas de la vida cotidiana[3]

Cuando sospechamos de un paciente psicótico tratamos de ubicar los fenómenos elementales, fenómenos que pueden existir antes del delirio y antes del desencadenamiento. Fenómenos de automatismo, la irrupción de voces, del discurso de otros, fenómenos que se presentan en la más íntima esfera psíquica y que pueden haber tenido lugar en la infancia o en la adolescencia. Fenómenos que conciernen al cuerpo, de extrañeza, despedazamiento, descomposición, de distorsión de la percepción del tiempo o de dislocamiento espacial. Fenómenos que conciernen al sentido y a la verdad, que no son abstracciones; cosas de la experiencia analítica, es decir son del orden de la certeza absoluta, respecto a la identidad, a la hostilidad de un extraño.

Son rarezas en las que el sujeto tiene la certeza de que el mundo y todas sus dinámicas van dirigidos directamente hacia él. Miller menciona que hay una encrucijada entre la elección de la histeria y la psicosis “en el caso de fenómenos corporales, por ejemplo, por la distancia tomada con relación al cuerpo, o el sentimiento del cuerpo como otro, es difícil distinguir entre psicosis e histeria[4]

A través del análisis de casos, podemos orientarnos sobre la práctica, esto nos ayuda a ir verificando como dentro de la consulta y en cada caso hay un síntoma singular que será abordado con sutileza en relación a la apuesta del analista.

En el libro de Viviana Berger “fundamentos de las entrevistas clínicas de orientación lacaniana” Guy Briole menciona que la “…orientación no implica una conducta que haya que seguir, ni una consigna, debe ser pensada, elaborada por cada uno a partir de lo que para el haya resonado del paciente.”[5] Cada uno irá aprendiendo desde la misma práctica y de acuerdo a la intervención que haga. No es una clínica como evoca Miller “de la última palabra” sino viva, progresiva, propia de cada sujeto.[6]A partir de aquí cada analista practicante intentará hacer una apuesta en su clínica siguiendo su singularidad e inventará una forma de hacer en su práctica.

 



[1]   Miller, J.-A., “Introducción al método psicoanalítico”, Paidós, Buenos Aires, 1997, p. 14.

[2] http://etimologias.dechile.net/?diagnosis

[3] Ubieto J,R. y Perez Alvarez, M. “Niñ@s Hiper: Infancias hiperactivas, hipersexualizadas, hiperconectadas”, España. Ned Ediciones, 2018, p. 33.

[4] Miller, J.-A., “Introducción al método psicoanalítico”, Paidós, Buenos Aires, 1997, p. 25.

[5] Berger, V. “fundamentos de las entrevistas clínicas de orientación lacaniana”, Mexico, Akasha, p. 14.

[6] Cf. La conversation clinique, UFORCA, Paris, Le Champ freudicen èditeur, junio 2020.


         La división subjetiva, una condición para la    
         entrada en análisis

 

           Judith Serrano Serrano


 





Natalia llega muy angustiada a su primera entrevista y refiere: - “Soy consciente de que ese hombre no me conviene, quiero dejarlo pero no puedo, ¡dígame cómo hago!”

 

Para Lacan en el sujeto existe un saber no sabido:

«El inconsciente es testimonio de un saber en tanto que en gran parte escapa al ser que habla. Este ser permite dar cuenta de hasta dónde llegan los efectos de lalengua por el hecho de que presenta toda suerte de afectos que permanecen enigmáticos. Estos afectos son el resultado de la presencia de lalengua en tanto que articula cosas de saber que van mucho más allá de lo que el ser que habla soporta de saber enunciado.» 1

                                                                                   J. Lacan, Seminario 20. Aún.

 

Frente al encuentro con un real el sujeto se defiende, pero cuando sus armas no son suficientemente efectivas, se produce un malestar y ante eso insoportable el sujeto busca alivio, en algunos casos se inclinan por la psicoterapia y sus diversas prácticas, como fue el caso de Natalia.

 

Buscan en la psicología una respuesta a su malestar, hacen una cita y a veces, se encuentran  con un analista. Antes de conocerlo ya le suponen un saber, podríamos decir incluso, que la transferencia antecede a la llamada. Es a partir del amor de transferencia que se va construyendo un lazo durante los primeros encuentros para progresivamente, dar lugar al propio  inconsciente. De ahí la importancia de este tiempo previo, definido por  Lacan como: “Entrevistas preliminares”.

 

Un tiempo en el que se pone en marcha la trasferencia como dispositivo analítico y se pone a trabajar al sujeto para que pueda producir un saber que no está adquirido aún. El que se irá construyendo en la medida que el sujeto consienta a querer saber y ceder algo de goce.

 

Este trabajo previo es fundamental ya que permite generar las condiciones indispensables que precipitan el atravesamiento del umbral y dar inicio al análisis como tal. Las entrevistas preliminares se constituyen en un tiempo lógico para el sujeto de la demanda, ya que pasa del “instante de ver”, como resultado de su encuentro con lo real, a un segundo momento que es el “tiempo de comprender”, para luego y en el mejor de los casos llegar al “momento de concluir”.

 

En el caso de Natalia, se puede observar como intenta pasar del instante de ver al momento de concluir, sin darse el tiempo de comprender lo que a ella le pasa y su relación con ese goce tan propio pero que al mismo tiempo es vivido como extraño. La intervención de un analista posibilitará el transcurrir de los momentos lógicos ya que, “(…) lo esencial en la experiencia para abrir el espacio analítico es el sujeto (…) el sujeto no pertenece al registro de los datos (…). A nivel de la objetividad el sujeto no existe, y es responsabilidad del analista producir, crear, otro nivel propio al sujeto. Es el efecto de una decisión del analista, cuestión ética del psicoanálisis”. 2

 

Un analista no da nada por sentado, al contrario, intenta invertir la demanda solicitando y al sujeto que hable y así, a través de la enunciación, localizar la posición del sujeto posibilitando un cambio de posición, un movimiento. Para esto es necesario que el analista se ubique en el lugar del S2, pero a manera de semblante, dando lugar al SsS (Sujeto supuesto Saber).

 

Como resultado del acto analítico el sujeto es empujado al trabajo, maniobra destinada a romper el lazo entre S1 y S2, de manera tal que al diferenciar al enunciado de la enunciación se produzca la División Subjetiva. Esta hace referencia a la posición del sujeto frente a su decir, logrando implicarse en lo que le sucede y se responsabilizándose de su malestar.

 

Una vez atravesado el umbral los efectos son evidentes, como bien lo describe Miller: “Un análisis que comienza se desarrolla en un atmósfera de revelación. No empieza entonces necesariamente cuando se emprende un proceso de encuentros regulares sino a partir del momento en que el sujeto hace el esfuerzo de trasladar el acontecimiento del pensamiento a la palabra. Así, el análisis se desarrolla, regularmente si me permiten, como un fuego artificial de revelaciones.”  3

 

Natalia después de varias entrevistas, logra preguntarse: - ¿Por qué aguanté tanto? La implicación subjetiva cobró lugar.

 

 

Bibliografía

 

1 Lacan, J. (2006). Seminario 20 Aún. Buenos Aires: Eolia- Paidós

2 Miller, J.-A. (1998). Introducción al método psicoanalítico. Buenos Aires: Eolia-Paidós,  

   Nueva Biblioteca Psicoanalítica. Pag. 66.

3  Miller Jacques-Alain. (2011) Sutilezas analíticas. Paidós. Buenos Aires. Pag. 111

 

 

 

 

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