Actividades en intención

 SEMINARIO  "El Ultimísimo Lacan"





SEMINARIO XXIII  "SINTHOME"

El seminario 23 está organizado en 4 acápites que engloban las elucubraciones de Lacan. El primero denominado El espíritu de los nudos, trabaja el nudo matemático como soporte del sujeto. Lacan se pregunta repetidas veces sobre la pertinencia de solo 3 redondeles y la relación de los conceptos psicoanalíticos con el nudo de 3 redondeles.
Nos adentramos donde las líneas infinitas coexisten con los nudos de orientación coloreados. Donde nudos de trébol abiertos y  cerrados nos evocan cierta complitud y al mismo tiempo el inicio de todo, ya que el nudo de trébol no es más que un redondel.
Redondel que presenta el agujero. Incluso la línea recta infinita que en el infinito se une al otro extremo y completa el redondel, en la superficie en la cual se presenta circunscribe el agujero estructural del sujeto, agujero que permite que el deseo se movilice.
El nudo de 3 redondeles  representa el psiquismo, sus redondeles pueden separarse, desanudarse; para mantener esta estructura algo debe pasar. Se hace presente un cuarto redondel al que Lacan llamo Sinthome, el cual permitirá que la estructura se sostenga.
En el segundo acápite La Pista de Joyce, nos introducimos a la obra y vida del autor. No presenta a un Joyce que hace de su obra cerradura o escaparate de una locura medianamente ordenada.
El síntoma de Joyce tiene su génesis en el Padre, en la carencia absoluta de este. No solo en lo subjetivo de la función sino también en la historia familiar. “Joyce tiene un síntoma que parte de que su padre es carente, radicalmente carente – solo habla de eso. He centrado la cosa en torno del nombre propio y he pensado – hagan lo que quieran con este pensamiento – que por querer hacerse un nombre Joyce compenso la carencia paterna.” pero “…el arte de Joyce es algo tan particular que el termino sinthome es justo el que conviene” (Lacan; 2006: 92)
Estamos entonces frente a un sujeto que a la carencia del padre, del Nombre del padre podríamos decir, algo se desanuda. El arte con el cual, Joyce engalana su nombre viene a sostener la estructura. Hace de sinthome.
Las memorias y biografía de Joyce no presentan ningún hecho o situación que den cuenta de su locura  sino más bien “al rigor con el que un artista evoca su obra”[i]. Es así que Lacan por un esfuerzo de lectura del pequeño detalle y de la obra joyceana, que poco a poco nos presenta a un Joyce extraño, perseguido, vivido sin cuerpo o con un cuerpo que se descascara tal cual el huevo. No es tarea fácil, ya que no hay desencadenamiento solo nos aproximamos a destellos de alucinaciones sonoras en el final de su vida cuando escribía Finnegans Wake.
Con Joyce re-pensamos lo parasitario de la lengua, palabras que se le imponen al sujeto hablante, que el experimenta como un acontecimiento de cuerpo. Como “traduci(en)do en impresiones auditivas las imágenes del sueño, que pertenecen a la vista” (Laia; 2003) hay ahí algo que se vivencia como extraño, que tiene sus márgenes en el papel, que se anuda allí.
El tercer acápite La invención de lo Real, nos introduce al verdadero agujero, que se encuentra en la juntura de lo real e imaginario “allí estaría el lugar de lo real, así como el sentido es el Otro de lo real, pero no hay nada semejante. El lugar del Otro del Otro no tiene ningún tipo de existencia. Por eso puedo pensar que lo real tampoco”, ¿Esa es la invención, la existencia de lo real? Más adelante Lacan menciona que lo real está en suspenso, es una arista, un redondel a trabajar, a indagar con la mirada puesta en la época actual.
El último acápite Para concluir, nos presenta su único texto: la estructura del ego. Lacan nos dice que la escritura funciona como soporte del pensamiento, el nudo borromeo, escritura que intenta introducir la lógica de bolsas y cuerdas. De anudamientos y aberturas.
¿Qué es para Joyce la escritura? En verdad, escribir joyceanamente es ya un calificativo, es una forma de transmitir algo, algo como el sonido de la vida onírica.
En Joyce “…la escritura es esencial a su ego” (Lacan; 2006: 145), “si al ego se lo llama narcisista, es porque, en cierto nivel hay algo que sostiene el cuerpo como imagen” (Lacan; 2006: 147). Escritura e imagen en Joyce se cruzan, la escritura sostiene un cuerpo, nada o poco libidinizado que cae…


  Samantha Rojas
Asociada de Apel scz


Bibliografía
Lacan, Jaques. Seminario 23. Sinthome. Ed. Paidos. Buenos Aires, 2006.
i. Sergio Laia.  La locura de Joyce. Virtualia, 2003 #8 Disponible en: http://virtualia.eol.org.ar/008/default.asp?notas/slaia-01.html





A CONTINUACIÓN SE PUBLICAN ALGUNOS DE LOS COMENTARIOS REALIZADOS POR ASOCIADAS DE APEL EN EL CONTEXTO DE ESTE SEMINARIO...




RESONANCIA DEL SEMINARIO 23 “EL SINTHOME” De J. LACAN


El sinthome (1975-1976), consagrado en gran medida al estudio del "caso" James Joyce, contiene la última gran tesis de la enseñanza lacaniana.  Tesis que se fue forjando desde 1971-1981.
Se podría decir  que  en su ultimísima enseñanza, se produce en su teorización,  cambios, desplazamientos   en  distintos conceptos como por ejemplo el de estructura, antes constituida por tres registros  R, S, I; a los tres registros como estructura.
A la luz de estas teorizaciones, hay un desplazamiento de las estructuras clínicas, y de su praxis antes binaria  neurosis- psicosis,  a una nueva clínica, nodal, o sea que cada una puede resultar de diversos anudamientos. De una práctica discontinua a una práctica  continuista, de este modo la psicosis es una forma particular, singular de anudamiento, como la néurosis.

También hay un giro en relación a la conceptualización del sujeto, en su primera enseñanza se habla del sujeto del inconsciente,  el sujeto escindido por el lenguaje, ahora se pasa al  de ser hablante, “parletre”.  En donde el lenguaje seria lo que al sujeto  permite elucubrar sobre  lalangue.  Donde el lenguaje no tiene que ver con la propiedad de comunicación E-R, sino de algo de eso de lo que se dice resuena en el cuerpo.
Lo que permite estas nuevas conceptualizaciones es un   viraje en la clínica, tanto en el diagnostico como en la praxis,  y la dirección de la cura  ya sea en  la neurosis como en la psicosis, tanto en niños como en  adultos, en toxicomanías, fenómenos de cuerpo, anorexias, bulimias etc. al decir de José Fernando en preparación al congreso de Barcelona.” sobre las psicosis ordinarias y las otras bajo transferencia”.
Es también la conceptualización distinta de síntoma, no solo como lo posible de interpretar, de poner a circular en la cadena significante s1-S2, el síntoma  para leer, el  síntoma que transporta un sentido gozado articulado al fantasma  ,sino del sinthome que no es posible de ser   interpretado , S1 como trazo unario (fuera de sentido, no quiere decir nada) , que no es legible, que no se dirige al Otro.
El pasaje del goce como sentido gozado a un goce opaco fuera del semblante.
El desplazamiento de lo inconsciente transferencia por el saber o el amor, a lo  real transferencial.
La ultimísima enseñanza esta ordenada, revisada por una novedosa conceptualización a partir del recurso topológico lo que no implica desechar  la anterior.  Lo nuevo no es sin lo anterior.
El interés de lacan por el encadenamiento  borromeo,  definidos como cadena de tres,  en el que al desatarse  uno de ellos,  los otros dos  de la cadena se desabrochan,   es poder situar que es lo anuda o abrocha a estos tres y como procede.
Aludiendo a lo “nodal” de la clínica, se puede entender la importancia de  lo que llama nudo, desde una definición genérica nudo es, un lazo que se aprieta y cierra de tal forma que no se suelta fácilmente, y más se estrecha cuanto más se tira de cualquiera de sus extremos, es decir que el nudo tiene  efecto de atadura. No solo se interesa por las matemaicas sino también por la geometría que no es euclediana. 
En la clínica borronea  lo que anuda es el nombre-del-padre, cuando anuda, hablamos de neurosis.  Cuando este significante no ha operado, cuanto este significante esta  forcluido  implica el desanuda miento, desenganche, campo de la psicosis.
El anudamiento procede de un cuarto eslabón dirá en el S 23: “una realidad psíquica que anude estas tres consistencias” [01-75] .   Con lo que considera que este este cuarto eslabón repara los lapsus del anudamiento, no solo exclusivo en las psicosis  y  a  lo que llama sinthome, este cuarto eslabón es con lo que lacan intenta expresar la particularidad del modo de gozar de cada sujeto, modo singular de cada quien, su goce sinthomatico.

La peculiaridad que resalta en esta etapa es que estos registros  los llama dimensiones del espacio hablado por el hablante [6-11-73]. Esto es interesante porque el espacio es considerado como tres dimensiones equivalentes, iguales, la única diferencia entre ellos solo procede  de escribir en cada uno de esos redondeles R, S, I  más adelante diferencia tres términos   para cada una de estas cadenas, consistencia para lo imaginario – agujero para lo simbólico –para lo  real ex -sistencia.
Luego intenta aplicar esta novedad al caso de Joyce, dice: "Lo que yo levanto como cuestión al final de este chamuyo, es saber si, sí o no, Joyce era loco. ¿Por qué no lo habría sido?  Pregunta  "¿El caso de Joyce no responde a una manera de suplir a este desanudamiento?.  El deseo de Joyce de ser un artista que ocuparía a todo el mundo [...] ¿no es exactamente lo compensatorio del hecho de que su padre jamás ha sido para él un padre?" [10-02-76]. Esta función sinthomática es lo que allí llama suplencia de desanudamiento y ello es lo que pretende demostrar  lo que sucede en Joyce.
Su búsqueda prosigue y en la clase "El ego de Joyce" presenta otro anudamiento, Joyce no tenía ninguna especie de idea del nudo borromeo" [11-05-76]. Esto puede entenderse en el sentido de que en Joyce no se trata del nudo borromeo de tres anudado por un cuarto en calidad de sinthome, del anudamiento neurótico. Y más adelante dará la respuesta: "En él, lo que se llama corrientemente el ego ha jugado un muy otro papel que el que juega en el común de los mortales.  la escritura es esencial a su ego" [11-05-76].
Esta respuesta  expresa una particularidad del registro imaginario en Joyce: En su obra “El retrato de un adolescente…”, la relación imaginaria no tiene lugar, La sospecha que plantea  Lacan deja claro que se trata del desencadenamiento propio de la psicosis donde lo imaginario se desanuda.
Por último, la reparación  de Joyce por la vía de su deseo de ser artista indica que el anudamiento psicótico entonces no es un anudamiento borromeo. El deseo de ser artista se liga a la publicación, que tiene un efecto compensatorio del padre que no tuvo, viene a corregir la relación faltante por ese artificio de escritura, con lo cual se restituye el nudo, que no es lo mismo que anudamiento borromeo,
Luego de demostrar cómo esta forclusión deja el eslabón I libre, desanudado, el paso que da es ubicar qué función tiene para Joyce el EGO,"el ego viene a corregir la relación faltante, por este artificio de escritura se restituye el nudo borromeo" [05-76]. Lo que no quiere decir que el anudamiento sea borromeo sino que esta relacionado  en Joyce  a la publicación , a querer ser un hombre famosos ,  a nominarse , darse un nombre a través de la escritura.


TERESITA DIAZ
Asociada de Apel scz
13 de noviembre de 2017




Bibliografia
Jacques lacan seminaro 23 “EL SINTHOME” EDITORIAL PAIDOS.
Silvia Macri,” EL SINTOMA EN LA EXPERIENCIA ANALITICA” EDITORIAL GRAMA.
Revista de investigación Scielo.  Los nudos de la psicosis en la enseñanza de  Lacan www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851.




SEMINARIO XX  "ENCORE"

Una de las actividades que sostienen los miembros de APEL-SC para su formación como psicoanalistas es un Seminario de Formación Permanente anual que consta de dos módulos. El Seminario de Formación Permanente  es una instancia de formación que asegura a intervalos regulares y de manera continuada, una enseñanza fundamental de psicoanálisis, en donde teoría y clínica se articulan, siguiendo la orientación lacaniana.
Esta actividad se realiza con la sostenida colaboración de los miembros de la NEL en Bolivia quienes
con la transmisión de su enseñanza acompañan desde hace cinco años con esta actividad de intención. En este espacio de trabajo se ha trabajado el tema psicosis y el año pasado se ha comenzado a trabajar el  goce a partir del Seminario XX.

Este seminario Encore (Aún) hay que entenderlo en su vertiente homofónica como Lacan nos convoca a hacerlo: En-corps (En-cuerpo). Todo lo que del goce parece funcionar sin el Otro es el eje que sostiene esta enseñanza en movimiento a la que Lacan nos tiene acostumbrados.

Hasta este momento de su enseñanza, el goce era siempre secundario respecto del significante, en Aún, el lenguaje y su estructura se ubican en un lugar secundario derivados de lo que llama lalengua. Entendiendo lalengua como la palabra antes de su ordenamiento gramatical y lexicográfico y por tanto separada del lenguaje.

Lacan plantea entonces una inclusión  originaria y privilegiada del goce, entendiendo su esencia como efecto de la condensación de dos términos freudianos. Por un lado, la libido entendida  en cuanto energía del deseo sexual y por el otro, la pulsión de muerte; por cuanto puede entenderse que todo lo que llega al límite del placer es goce.

Es en este contexto, Lacan planteó las estructuras de la sexuación con la finalidad de articular el goce propio de cada sexo; ubicando del lado hombre el goce fálico, finito y localizable y del lado de la mujer un goce Otro, suplementario al fálico; infinito en tanto no localizable. Efecto de lo planteado con anterioridad, el amor y el deseo se visibilizan en cada caso, según estas dos formas de goce.

Asociadas a Apel scz 





A CONTINUACIÓN SE PUBLICAN ALGUNOS DE LOS COMENTARIOS REALIZADOS POR ASOCIADAS DE APEL EN EL CONTEXTO DE ESTE SEMINARIO...

¿Qué quiere una mujer?

Liliana Bosia

¿Qué quiere una mujer?, es la famosa pregunta  sobre el deseo de una mujer que Freud no pudo responder. Freud se preguntó  por el deseo y Lacan lo hizo por el goce femenino. Lacan dirá “hay un goce de ella…hay un goce suyo del cual quizá nada sabe ella misma, a no ser lo que siente: eso sí lo sabe” (1).
Me parece interesante para entender este goce propio de la mujer, este otro goce, recurrir al seminario de La angustia, dado que en este seminario Lacan comienza una estructuración diferente de la posición femenina que terminará conceptualizándola diez años después.

Miller señala que en el seminario X Lacan ya presenta lógicamente la relación entre los sexos: “a la

mujer no le falta nada”. Miller en su texto “La angustia Lacaniana” nos dice que con esta frase Lacan borra todas las construcciones que descansaban en la privación, la frustración, la castración, el falo imaginario y simbólico. Lacan alcanza una verdad que no es la verdad de la castración.

Es sorprendente la frase de Lacan porque hasta ese momento lo que saltaba a la vista en el psicoanálisis es que la mujer está afectada por la falta. Esta es una nueva evidencia que se aparece cuando Lacan pone entre paréntesis la significancia del falo para dar lugar al falo órgano.

Y aquí nos encontramos, según Miller, con una inversión inicial porque en el camino del goce, el varón es quien está perturbado, es quien encuentra de manera electiva el (- fi) bajo la forma de la detumescencia, es decir de cierto “no poder”. De modo tal que resulta el varón quien se relaciona con la falta, si se toman las cosas en el nivel de la copulación.

Entonces en el sujeto masculino la relación con el deseo y el goce es confusa, complicada. En  cambio en cuanto al goce, al goce copulatorio, el sujeto femenino no pierde nada en el asunto, y en cuanto al deseo, la mujer tiene con el deseo del Otro una relación directa, no está mediada por (-fi), no tiene como intermediario al (-fi).

En este seminario decir que el falo está implicado como órgano quiere decir que está implicado como instrumento del deseo en la copulación humana. Si bien el falo significante está presente en el seminario de La Angustia, lo está como señuelo, esto es como un emblema de potencia, que conduce al sujeto masculino a la impostura y puede conducir a  la mujer, si se identifica con él, a la mascarada.

Para Lacan la forma que tiene la mujer de superar la envidia del pene es ofrecer al deseo del hombre el objeto de la reivindicación fálica, el objeto no detumescente para sostener su deseo y esto es hacer de sus atributos femeninos los signos de la omnipotencia del hombre. La mascarada es entonces, convertirse toda ella en falo y en eso está un poco de su goce.

Me pareció interesante situar esta relación entre goce y deseo como  antecedente de lo que luego Lacan conceptualizará como las lógicas de la sexuación  en la última parte de su enseñanza. En el seminario XX, que nos dirá  que “hay un modo de gozar para todos los que hablan, es el goce al que siempre le falta algo, justamente por el hecho de hablar. A este goce se lo ha llamado goce fálico y en este sentido todos lo que hablan (y no son psicóticos) gozan de ese modo, no son hombres sino que gozan del lado hombre. (2)

Pero hay otro goce, un goce loco, un goce deslocalizado, otro para el cual no hay significante universal,  estrago del cual solo una mujer puede hablar.

Notas:
(1) Lacan, s XX “Aun”, ed. Paidos, pag. 90
(2) Graciela Musachi, art. “ Otra vuelta de tuerca sobre la femeneidad, los femenismos y el mal entendido”, Habla, mujer, del estrago de tu goce.

Bibliografia:
Lacan, s XX, Aun, ed. Paidos
Lacan, Sx, La Angustia, ed. Paidos
Miller, La angustia Lacaniana, ed.Paidos




Fabiana Chirino O.

"Hay un goce de ella, de esa ella que no existe y nada significa. Hay unce suyo del cual quizás nada sabe ella misma, a no ser que lo siente: eso si lo sabe. Lo sabe desde luego cuando ocurre. No les ocurre a todas" (Lacan; 2006: 90).

Para desarrollar el análisis de la cita, partiré de la noción de goce, que en Freud se encuentra inicialmente relacionado con la satisfacción (Befriedigung) que producía el acto sexual; sin embargo en el texto de Tótem y Tabú, Freud relacionará el goce con el privilegio del padre de la horda primitiva de “gozar” de todas las mujeres, lo que ya implica un exceso; mientras que en Más allá del principio de placer, localiza un goce que tiene como función mantener el equilibrio entre las tenciones. De modo que el goce puede ser obtenido por la vertiente del dolor o sufrimiento (Porge; 2000).

Para Lacan, el goce se presenta inalcanzable, opaco, en la medida en que resulta inaccesible en relación a la satisfacción de la pulsión, la cual consiste en “rodear a su objeto y por consiguiente no encontrarlo como tal cada vez y entrar a la insistencia de la repetición” (Porge; 2000: 242).  En este sentido, el goce se vive en el cuerpo, es un acontecimiento del cuerpo dado que el significante marca y mortifica al cuerpo. “Se plantea entonces la cuestión de la conexión de lo sexual y del goce, del sujeto determinado por el significante, lugar real de un goce y de la diferencia sexual” (Porge; 2000: 244).

En el caso de la mujer, Lacan plantea que el goce que la habita es enigmático incluso para ella. Surgen entonces las preguntas: de qué goza una mujer cuando goza?, cuál es su goce?, que despierta todo tipo de polémicas acerca de su inexistencia. Se trata de un goce del que nada se puede decir en la medida en que es no todo regulado por el falo, ya que la mujer es no-toda fálica: “ya que si bien por un lado habita el lenguaje por otro no-toda ella lo habita” (Porge; 2000: 245).

Por ello el goce de la mujer es denominado Otro goce, uno que no está regulado por el falo, que más bien va más allá del falo. En el caso de la mujer se daría una especie de desdoblamiento, puesto que está regulada por el falo, pero a la vez, no toda regulada por el falo. Este desdoblamiento evidencia dos tipos de goce diferentes, que corresponden a las dos modalidades y posiciones en las fórmulas de la sexuación, donde los dos sexos pueden adoptar una de las dos posiciones sexuales: de hombre o de mujer.

Entonces, para las mujeres existen dos tipos de goce diferentes, por un lado el goce llamado fálico es decir el goce ligado al significante, a lo simbólico es decir a la castración. “Algunas mujeres sólo obtienen este goce, es decir están ubicadas del lado hombre de las fórmulas de la sexuación, en esta posición queda detenida la histérica identificada al hombre en lo que Freud denominó la fase fálica” (Miller; 2010: 165). Se trata del Goce del objeto que se opone al goce de la falta que es el goce más allá del falo, el que le corresponde a la mujer. "Si hay algo que verdaderamente falta en el ser hablante, no es tanto el objeto "a" sino ese agujero en el Otro que se articula S(A), fuera totalmente de lo simbólico" (Porge; 2000: 252).

Es de esta ausencia del Otro de lo que goza la mujer y lo que le sirve para alcanzarlo, se trata de la esa ausencia del significante de la mujer, por lo que Lacan escribe La mujer con la La tachada. Por lo tanto no es el goce fálico, el goce ligado al significante el que posibilita el acceso al goce suplementario de la mujer, sino que es precisamente de esa ausencia de significante de lo que la mujer goza. Por ello nada puede decir de este goce que la habita, pero sin embargo se vive en el cuerpo, como tormento, como exceso, como acto sacrificial.

En el capítulo VI del seminario XX, Lacan señala que la mujer no-toda se inscribe en la función fálica, que ella se desdobla, si por un lado tiene relación con el falo, por otro en la relación sexual es radicalmente Otra, por ello está íntimamente relacionada con Dios, sin nombre, de allí que Lacan afirma que la mujer es uno de los nombres de Dios.

El goce fálico conducirá al goce suplementario para cada uno de los sexos, pues lo que no se encuentra en el ser humano es la complementariedad sexual, basada en una simetría de los sexos. Donde cada uno de los sexos asume una posición respecto al falo, sea tener (masculino) o ser (femenino) “cada uno de los sexos se diferencia en su forma de enunciar y declarar su relación con el falo” (Porge; 2000: 251). Debido a que no hay en el lenguaje significante garante de lo masculino y de lo femenino, el acto sexual adquiere el valor de otorgar cierta garantía de unión, de encuentro, ante la relación sexual que no existe en la medida en que no existe un significante que nombre cabal y definitivamente esta unión, que solo se produce a nivel del fantasma “Cada uno de los sexos no tiene que vérselas solamente con el uno contable, sino con la idea de pareja como Uno, con la unión de los dos”, porque no existe.

Notas:
Lacan, Jacques (2006). Seminario XX “Aún”. Buenos Aires: Paidós
Miller, Jacques Alain (2010). Buenos Aires; Paidós
Porge, Erick (2000). “Jacques Lacan un Psicoanalista”. España: Síntesis





De maldecir a la mujer a mal-decir mujer

Alejandra Hornos H.

“Para que el alma resulte ser se la diferencia de la mujer, y desde el comienzo. A ella se la mal-dice mujer, se la alma dice (on la dit-femme, on la diffâme).”

“Una carta de almor”, El Seminario, libro 20. Aún (Pág.103)

Jaques Lacan encuentra en la perspectiva del alma un recurso, un modo para soportar el mundo. Refiere que solo podría llamarse alma lo que permite a un ser, un ser que habla, sobrellevar lo intolerable del mundo. Concluirá entonces, que ante lo insoportable del mundo: se alma.

En relación a soportar la intolerable inexistencia de la relación sexual, con un goce que rehusa
decirse, Lacan plantea que a la mujer se la mal-dice. Efecto de un acontecer histórico, este ser mujer enigmático, del que pocos hombres e incluso las mismas mujeres pueden decir algo, evidencia que solo se dice de ellas lo que en relación al significante fálico se articula: la dimensión madre. Es sabido que ante lo extraño, lo enigmático, lo que no tiene respuesta advenga la resistencia. Ante lo innombrable de La/ mujer y un otro goce que la habita y la diferencia; se la alma-dice mujer, se la nombra solo desde el lugar que se hace soportable.

En varios momentos de la historia la mujer fue maldecida, acusada de usar supuestos poderes sobrenaturales fue perseguida y hasta quemada en la hoguera. Pero en lo cotidiano, en los lazos amorosos, familiares, fraternos, es percibida también muchas veces Como ese “continente oscuro”, ya lo ubicaba Freud, un continente del que poco se sabe, un continente que transgrede y por tanto es percibido con frecuencia del lado de la locura.

Lacan nos orienta del maldecir a la mujer al mal-decir mujer a través de alma-decirla. Refiere que solo atender un aspecto de su goce y su deseo no es precisamente un bien-decir. Algo significativo de ella no está dicho y es más: no lo estará. Que no sea atrapado por el significante, no necesariamente implica que no exista, de hecho ex-siste, se evidencia en el lazo; aunque no todas lo evidencien.

Lacan hace en este tema una referencia a Cornelia, quien fuera una mujer culta y de carácter fuerte quien luego de la muerte de su esposo (153 a. C.), rechazó casarse con el rey de Egipto,  para consagrarse a la educación de sus hijos. Formó parte de la familia que más se entregó a la defensa de la cultura helenística en Roma. A edad muy avanzada, le fue erigida una estatua de bronce en el  Foro Romano, de la cual se conserva la base con el epígrafe: Cornelia Africani F. Gracchorum  - Cornelia, hija del africano y madre de los Gracos. Fue la primera estatua de una mujer expuesta al público en Roma.

Lacan refiere que lo más famoso de las mujeres que ha guardado la historia, es lo más infame que puede decirse, pero “le queda el honor de Cornelia”, dirá; aunque esto solo diga de una mujer como madre. Cornelia llevó con gran entereza y altruismo sus infortunios, pues había sobrevivido a su padre, a su esposo, a sus hijos y demás familiares y amigos. Sus últimos años de vida, transcurrieron en su villa de los campos misenos, hablando de su padre y de sus hijos a sus visitantes, como si se tratara de hombres de una época pasada. Conocida como la “madre de los Gracos”, soportó con entereza los años de lucha de sus hijos, quienes quisieron llevar a cabo reformas agrarias significativas que los llevaron a encontrar la muerte. Esta matrona romana, defendió la causa de sus hijos y trabajó incesantemente para ganar partidarios. Cornelia: una mujer hija, una mujer madre; sin-embargo ¿qué de mujer en Cornelia? La mujer está embargada, en ella se evidencia la mal-dicha mujer.  


No solo por azar Dante Alighieri la cita en la Divina Comedia, como un espíritu que se encuentra en el Limbo, en un mundo entre los vivos y los muertos, como suspendida, apartada de su íntima esencia. Es por todo lo anteriormente expresado que Lacan a modo de posibilitar un registro de este algo más en relación al goce de la mujer, propone y desarrolla en su teoría ese goce Otro que va más allá del goce fálico en un intento de dejar de lado el citado mal-decir mujer y entonces: decirla en otros términos




[i] http://www.nel-amp.org/index.php?file=Actividades/Congreso-AMP.html

[ii] http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/015/template.php?file=arts/Alcances/Efecto-retorno-sobre-la-psicosis-ordinaria.html
[iii] De la presentación de la jornada 2017 en la Nel Guayaquil.

[iv]La demostración en psicoanálisis

Disponible en https://psicoanalisisyciencia.wordpress.com/2010/11/15/la-demostracion-en-psicoanalisis/Publicado el 15/11/2010 - por Anna Aromí. Del final del análisis a la conclusión auténtica. Resumen de las primeras clases del curso Donc (1993-1994)
[v] Por qué la Escuela. Florencia Dassen. Disponible en: http://www.eol.org.ar/template.

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