LA MUJER NO EXISTE Y LA ÉPOCA DEL PSICOANÁLISIS*
María Fátima Escobar
Como reza en el
argumento de Cristiane Alberti[1], cada dos años, la
Asociación mundial de psicoanálisis reúne en un Congreso a sus miembros y a
todos a los que el psicoanálisis interesa. Por primera vez, se celebrará bajo
la forma de Gran Conversación Virtual Internacional, del 31 de marzo al 3 de abril
de 2022. ¿El objetivo? Apostar por lo
mejor de lo virtual, reunirse más allá de las fronteras, más allá de los
idiomas. ¿Su título?, “La mujer no existe”.
El texto de Cristiane, nos lleva a hacer un recorrido por los aportes
paradigmáticos de Freud y de Lacan, a la cuestión sexuada. De Freud, la lógica binara
falo/castrado, y una veta más allá que él mismo Freud abrió, -al tiempo que
describía a la mujer como continente oscuro- “¿qué quiere una mujer?”. De
Lacan, desde un “no podemos más con el padre”; pasando por el falo es un “semblante”; hasta las fórmulas de
la “sexuación”, cuyo clímax es “La mujer no existe”. Un aforismo
lacaniano que Alberti quiere alumbrar con los mayores reflectores, para apoyada
en él, leer el momento actual. “Un momento –como dice la autora- en el que, por doquier surgen voces de
mujeres que rompen un silencio que viene de lejos. Legítimamente proclaman su
deseo de igualdad y de libertad, denuncian las injusticias sexistas y las
violencias infligidas a las mujeres…” Un
momento también, donde las nociones y conceptos de Freud y Lacan, resisten el
paso del tiempo y cobran vigencia.
En este contexto de lectura, me encontré preguntándome ¿cuál es
la relación del psicoanálisis con su época? O más específicamente ¿cuál es la
época del psicoanálisis? Me valdré de una viñeta clínica de mi práctica para acercar
un par de respuestas.
Primera
resonancia
Una
mujer de 26 años, dice: “No sé cómo relacionarme con mi padre, no me escucha”.
Ante mi pregunta por sus enunciados, trae recuerdos infantiles de este “no me
escucha”: Hablar más fuerte que ella, hacer caso omiso de sus reclamos y/o
pedidos, dejarla hablando y salir dando un portazo. ¿Cuál es la época de estos enunciados? Freud
comparó el trabajo de un psicoanalista con la labor arqueológica[2], así
en una sesión se puede trabajar con formaciones pertenecientes a diferentes
épocas, recuerdos, fantasías, episodios, síntomas, etc. Freud mismo observó
paradigmáticamente cómo el sujeto neurótico es capaz de responder en una
situación actual con elementos de otra época a los que está fijado[3].
El tiempo pasó, pero no el sujeto con él. En esta misma línea, J. Miller[4], nos
plantea que lo más nuevo en psicoanálisis es la repetición, una novedad
freudiana y por lo visto sin caducidad a la fecha. En consecuencia, una
respuesta posible a la pregunta por la época del psicoanálisis, es la que
ofrece M. Murillo[5],
los psicoanalistas dice, “Tenemos la sensación de que en cada situación transferencial están en juego
para el paciente, para el analista y para el psicoanálisis mismo, formaciones que irremediablemente pertenecen
a diferentes épocas”. Esta propuesta, no hace sino abrir otras preguntas:
¿qué es la época?, ¿qué es el tiempo?[6] Y
seguramente el lector de estas líneas tendrá otras más.
Segunda
resonancia
Otra
respuesta a la pregunta por la época del psicoanálisis, esta vez articulada con
las preguntas provocadoras de Cristiane en su argumento: “¿qué podemos aprender
de lo femenino a partir del psicoanálisis?, ¿cuáles son las preguntas, los
malestares, los buenos y malos encuentros que llevan a alguien a dirigirse a
él? En la era del género fluido que se ha llevado por delante el binario
hombre/mujer, ¿cómo orientarse?”. Vuelvo al malestar dicho de mi paciente: “No sé cómo relacionarme con
mi padre, no me escucha”. La mujer no existe[7],
implica que no hay un programa para relacionarse con un padre, esa relación es
una por vez y cada vez; lo que vale también para el acto analítico y para el psicoanálisis. La época del psicoanálisis es la
época de la inexistencia de La mujer,
de ahí su vigencia renovada, y la de un psicoanalista A la altura….
* Texto
presentado en el espacio de actividades preparatorias para “La gran conversación: La mujer no existe”- En Santa Cruz de la Sierra,
el 27 de octubre de 2021.
[1] Alberti, C.; La mujer no existe, disponible en https://www.grandesassisesamp2022.com/es/la-femme-nexiste-pas-2/
[2] Freud, S.; Construcciones en psicoanálisis. En: O.C. Tomo III. Ed.
Biblioteca Nueva. España, 1981.
[3] Freud, S.; Inhibición, síntoma y angustia. En: O.C. Tomo III. Ed.
Biblioteca Nueva. España, 1981.
[4] Miller, J. El síntoma charlatán, Ed. Paidós. España, 1998, p. 19.
[5] Murillo, M. “¿Qué es la época?”. Ed. Entre Ríos. Argentina, 2018, p.
22. (El subrayado es del autor).
[6] El
tiempo en la enseñanza de Lacan tiene una modificación hacia el final de su
enseñanza, tal como Miller la transmite en su libro El ultimísimo Lacan, donde alude a la función del tiempo real que
afectará al cuerpo del ser hablante, extrayéndolo de toda duración.
[7] Bassols
Miquel, en una entrevista realizada por Ángela Molina, disponible en https://elpais.com/elpais/2016/03/21/eps/1458559714_764015.html, traduce el aforismo lacaniano, La mujer no existe, del lado femenino,
como “que cada mujer debe
inventarse a sí misma, que no hay identificación posible a un modelo, menos
todavía al modelo de la madre. La lógica fálica, la que suele caer del lado
masculino, quiere que un vaso sea un vaso y una mujer sea una mujer, siempre
según un concepto previo. Pero precisamente la feminidad es lo que hace que
algo pueda ser siempre otra cosa distinta de lo que parece”.
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