miércoles, 1 de julio de 2020

Reflexiones a la Pregunta de apertura a la conversación orientadas al Seminario de Formación Lacaniana 2020 (SFL). Lo insoportable de la Infancia. XI Jornadas de la NEL

¿Será que ese imposible de soportar, eso que queda por fuera, ex-siste en cada psicoanalista?

Samantha Rojas
Alejandra Hornos
Evelyn Schejtman

Argumento: LO INSOPORTABLE DE LA INFANCIA

“Lo insoportable de la infancia”, título de las XI Jornadas de la NEL a efectuarse en Bogotá los días 23, 24 y 25 de octubre 2020, se introduce con el artículo “lo” que nunca acompaña ningún nombre, porque los sustantivos en español son de género masculino o femenino. Cuando este artículo neutro está delante de un adjetivo, como lo real, se abre un abanico de lecturas que, en tanto analistas, nos compete saber-leer: lo imposible de lo que daría un sentido a la relación, llamada sexual. De lo insoportable algo conocemos los psicoanalistas, pues hay un insoportable que atraviesa e insiste en el tiempo: lo insoportable en el parlêtre, lo que perturba, es el goce, ese goce que la pedagogía, la ciencia y la política tratan de modificar.
La infancia, durante nuestras próximas Jornadas de la NEL no se limitará a los desafíos que nos enseña la clínica con niños, ya que si aludimos a la etimología, infans significa sin voz y, en este sentido, son claras las resonancias en la mudez de la pulsión que, a pesar de ello, el psicoanálisis se encarga de escuchar en su insistencia, así como de dignificar los modos que cada uno la vive.

Así, lo insoportable de la infancia encuentra un referente fundamental en lo insoportable de la satisfacción pulsional asociada al displacer. Es sobre este goce pulsional displacentero que vendrían a instalarse el goce superyóico, inicialmente ligado al asco y la vergüenza. Sigmund Freud, al inicio del segundo de sus “Tres ensayos de teoría sexual”, [1] formuló una ley universal que estaría presente “para todo” niño: la existencia de una pulsión sexual. Frente a ese universal –según sus exigencias pulsionales, propias de la sexualidad infantil– se inscribirá la singularidad de lo real pulsional de cada uno, uno por uno.

Si los psicoanalistas nos interesamos por la infancia –que no siempre es correlativa a la niñez–, es porque la clínica nos enseña que si hay algo que perturba la idea cronológica e integral del adulto es que algo de ese infans –que aún no dispone de la palabra–, encarna lo real. En consecuencia, la indagación de la neurosis infantil perturba: al viejo, al joven, al adolescente, al niño......





De lo imposible que ex-siste en cada 

psicoanalista.


Samantha Rojas
Asociada de APEL SCZ

La pregunta en relación a lo insoportable de la infancia que encontramos en el argumento - ¿Será que ese imposible de soportar, eso que queda por fuera, ex-siste en cada psicoanalista? - que guía los encuentros preparativos para la conversación con Victoria Horne, toca dos puntos que a mi entender, atañen al analista-analizante y a su formación. Esta pregunta circunscribe este insoportable de la infancia al encuentro del cachorro humano con la lalangue, encuentro inaugural que deja una marca de goce y un agujero. De ello, pueden dar cuenta los testimonios de pase. De lo infantil, de eso que marca, del goce mortificante, “…de los recorridos posibles de una superficie organizada por un agujero”[1] y de lo que Laurent llama una posición que siempre es exilio de goce, una identificación desegregativa[2]


En su texto Política del pase e identificación desegregativa, Laurent plantea que la imposibilidad organiza un recorrido en análisis. Un AE presenta su recorrido dando cuenta – entre otras cosas- de la caída de sus identificaciones. Leer los recorridos bajo la pista del fantasma, coágulo de goce y sentido, permitirá cernir aquello que perdura de o que resuena en el cuerpo.

Marina Recalde en su texto Lo que perdura[3] señala: “algo de lo infantil perdura: antes, durante y después de un análisis”, dando cuenta que está en el recorrido. Más adelante agrega: “la posición infantil implica que el sujeto se situé en relación al Otro en una posición de espera…”, por tanto, es realmente un Gran Otro el que se encuentra, uno que de acuerdo al lugar que se le otorgué -malo, mezquino, persecutorio, tirano, etc.- tendrá potestad singular sobre el destino de un sujeto, parte del análisis será mover esa posición.

Esta posición infantil de dependencia a un Otro que no existe pone sobre la mesa que el deseo y el goce son andamiajes tramitables a-ritmo propio. Se trata de una nueva posición, “llamamos a esa nueva posición “femenina” ya no infantil”[4], es decir se trata también de otro goce al final del análisis, uno que no solo es asunto de mujeres.

Dario Salamone en Lo que perdura, lo que se pierde y lo que se recupera de lo infantil,[5] menciona que “continua de la infancia ciertas marcas de goce que se descubren en el adulto a partir de los gustos…en relación a ese goce que nos devuelve a los primeros años, a esas experiencias más tempranas donde la libido se distrajo permitiendo la extracción de una satisfacción”; perdura un goce vivificante, quizás aquello que tiene un lugar diferente en el después de un análisis. Silvia Nieto en su testimonio Consentir al reconocimiento[6], muestra cómo el atravesar su fantasma-private, experimentó en su cuerpo una sobreexcitación o hiperactividad y hasta a veces una falta de aire ligado a la activación de un cuerpo privado. La falta de aire, síntoma que padecía al meridiano de su recorrido tiene otro lugar. 

Mencionar que eso imposible de soportar en la infancia ex-siste al psicoanalista, me parece que es marcar aquello que funda su ex–sistencia como sujeto y a la vez interpela su hacer clínico, ya que “descubrir cómo se escribió la neurosis infantil bajo transferencia, posibilitándose su lectura y disolución”[7] permiten dar forma al recorrido y coordenadas de un posible final. 



Bibliografía

- Argumento de las jornadas “lo insoportable de la infancia” ver en: https://jornadasnel2020.com/template.php?file=argumento-y-ejes.html

- Revista Lacaniana de Psicoanálisis: Factor Infantil. Año XIV, numero 26. Junio 2019

Notas
[1] Laurent, Éric. Politica del pase e identificación desegregativa. En revista Lacaniana de Psicoanalisis: Factor Infantil. 
[2] idem 
[3] Recalde, Marina. Un dislocado disparate. En revista Lacaniana de Psicoanalisis: Factor Infantil. 
[4] Udenio, Beatriz. Un dislocado disparate. En revista Lacaniana de Psicoanalisis: Factor Infantil. 
[5] idem 
[6] idem 
[7] idem





Aperturas a la Conversación

¿Cómo entender que "una vez que emerge la infancia en la experiencia analítica se constata lo que escapa a lo Simbólico, lo Real"?

Alejandra Hornos(APEL-Santa Cruz)












"Creo que en mis poemas hay palabras que reitero sin cesar, sin tregua, sin piedad: las de la infancia, las de los miedos, las de la muerte, las de la noche de los cuerpos …"
Alejandra Pizarnik
(En entrevista de Martha I. Moia, Barcelona, 1972)
Cuando la infancia aparece en la experiencia analítica, presenta la oportunidad de poder leer las marcas de goce tempranamente depositadas sobre el cuerpo del parlêtre. Sabemos desde los historiales freudianos, la importancia de las marcas en la infancia, en relación a la cura y sus efectos. Cuando ella emerge, habilita la posibilidad de extraer esa huella, que circunscripta en términos de goce, no puede recuperarse asociativamente en su totalidad quedando siempre el resto perdido de lo libidinal. Es allí, en el "no disponer de la palabra" propio del infans, que lo real se evidencia.
La infancia como momento lógico nos habita, se instituye en la niñez y perdura más allá de ella. Los testimonios de pase dan sobradas cuentas que en la experiencia analítica, algo de lo infantil, en tanto "trozos de real", perdura.
Ver Boletín completo en: http://jornadasnel2020.com/boletin-infans/08.html 




Preguntas de apertura
orientadas al Seminario de Formación Lacaniana (SFL)


Por Evelyn Schejtman Melgar*

Acercándonos al Seminario de Formación Lacaniana, hacia la escansión del 4 de julio de este 2020 -a partir de la lectura del argumento de las XI Jornadas de la NEL-, proponemos trabajar una pregunta:
“¿Será que ese imposible de soportar, eso que queda por fuera, ex-siste en cada psicoanalista?”
Es importante plantearnos esta pregunta, porque permite pensar de qué manera «lo insoportable de la infancia» se articula con los efectos que un análisis puede llegar a tener en la formación, tanto en la construcción de una respuesta singular acerca de lo que es para cada uno un analista, como en la escucha y en la orientación de la práctica clínica.
Como punto de partida es necesario precisar lo que plantea el argumento como “lo insoportable de la infancia”, aquello que resulta imposible de soportar. Es así que encontramos las siguientes referencias que permiten dilucidar esta pregunta:
«De lo insoportable, algo conocemos los psicoanalistas, pues hay un insoportable que atraviesa e insiste en el tiempo: lo insoportable en el parlêtre, lo que perturba, es el goce».[1]
Entonces, ¿de qué goce se trata? Si bien tenemos referencias sobre el goce sentido, el goce fálico y el Otro goce, ¿cuál es el goce que responde a lo insoportable de la infancia? Por otro lado -el argumento- invita a pensar lo insoportable como lo que insiste ¿esa insistencia tiene que ver con la repetición significante, o con la iteración del Uno solo de goce del que Miller nos habla en su curso El Ser y el Uno?




Otra indicación que se encuentra en el argumento de “lo insoportable”, es respecto al goce pulsional. Dice: “(…) así, lo insoportable de la infancia encuentra un referente fundamental en lo insoportable de la satisfacción pulsional asociada al displacer”. [2] En este texto, se alude a la etimología de la palabra infans, que significa “sin voz”, mostrándose así, claras resonancias del silencio de la pulsión, que el psicoanálisis se encarga de escuchar en su insistencia.

También en el argumento, se encuentran referencias que invitan a pensar lo insoportable como aquello que podría venir a hacer borde al agujero en el cuerpo y en el lenguaje. Cito: “… Si el trauma es la incidencia de lalengua sobre el ser hablante, donde más que el cuerpo especular se trata del cuerpo como superficie de inscripción del goce, de ese traumatismo se desprenderán los rastros de lalengua que el lenguaje no alcanza a nombrar. Agujero en el cuerpo y en el lenguaje, que nuestras XI Jornadas de la NEL proponen bordear por Lo insoportable de la infancia”[3]
Por último, encontramos en el argumento una referencia de “lo insoportable” articulado con el “Hay-Uno”, cito:  “Si el infans pasó a ser hablado por Otro, “eso habla” de lalengua y eso toma la palabra. (…) un analista en permanente formación, que “sabría” lo que implica tomar la palabra, está advertido de la efracción que constituye el goce en la homeostasis del cuerpo, fundamento de la repetición del Uno: el modo de entrada de la experiencia inolvidable de goce que será conmemorada por la repetición….”[4]
Siguiendo las coordenadas que nos plantea el argumento, nos podemos responder que lo insoportable de la infancia, puede ser leído como aquello que es imposible de ser simbolizado, que no presenta una articulación significante y que va a venir a encarnar lo real. “Lo insoportable” como lo que atraviesa e insiste en el tiempo, lo que perturba, el goce.  “Lo insoportable” pensado bajo las referencias del traumatismo, de aquellas marcas imborrables que deja en el parlêtre, el trauma inscrito por el encuentro del cuerpo con lalengua, con un referente fundamental en el goce pulsional y en la iteración del Uno.
Son varias las aristas de trabajo que se abren, pero siguiendo el curso de Miller “el Ser y el Uno” -referencia sugerida para acercarnos al Seminario de Formación Lacaniana-  encontramos allí claras resonancias de “lo insoportable” con el “¡hay de lo Uno!”.
En este curso de Miller, encontramos un viraje que presenta Lacan en su última enseñanza. En el seminario 19 “…o peor”, formula el axioma “Hay Uno”, pasando así del anuncio de “no hay relación sexual” al “hay de lo Uno”. Miller, en el curso mencionado, nos dice respecto al Uno lo siguiente: El Hay Uno “es el Uno del significante[5], es “un Uno que merece ser llamado original, ya que no se llega a ir más allá de él (…) [Es el Uno que] “no tiene nada que ver con el uno [que se encuentra] en la serie de los números, con el uno seguido por el dos, el tres, etc. El Uno del que se trata, el Uno de cada significante es, un Uno solo (…). Es la marca originaria a partir de la cual contamos según la serie[6]. “Ese significante en calidad de real, en el nivel donde nos situamos es el significante Uno (…) El hecho de que haya discurso encuentra su núcleo allí[7]. “ESE UNO POR COMPLETO SOLO NO TIENE OTRO.”[8]Al mismo tiempo, como correlato del significante Uno, del significante rígido, se inscribe EL GOCE OPACO AL SENTIDO en tanto referencia del orden de lo real.”[9]
En esta lógica, “Lo Insoportable de la infancia” tiene fuerte resonancias con el “Hay-Uno”. Este Uno-solo sin ley, pensado como aquel significante que permanece solo, que no se encadena con un S2, con su correlato en el Goce opaco al sentido, que se repite como iteración. Es a partir de allí que surge la pregunta a seguir trabajando: ¿El Hay-Uno es la escritura de lo Insoportable de la infancia?, ¿Cuál es su especificidad con respecto al objeto a, el rasgo Unario, la letra y el sínthome?
Para finalizar e ir pensando de qué manera lo insoportable de la infancia se articula con los efectos que un análisis puede tener en la formación, surgen las siguientes preguntas: ¿La experiencia de un análisis, es el dispositivo que permite dar cuenta de esto insoportable, de dar voz al infans y transformar ese grito en llamado, un llamado que no se dirige a un Otro sino que al nombrar algo de ese real, hace lazo de distinta manera? ¿Llegar a nombrar lo insoportable de la infancia, permite al analista en formación encontrar el giro en su posición, en el que pase del infantilismo, a estar advertido y saber hacer con aquello de la infancia que perdura?

*Asociada de APEL Santa Cruz. Elaboración presentada en el marco del trabajo preparatorio hacia la escansión del 4 de julio 2020 del Seminario de Formación Permanente de la NEL.

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Referencias Bibliográficas:  
Argumento de las XI Jornadas de la NEL, “Lo insoportable de la infancia”. Disponible en: http://www.jornadasnel2020.com/template.php?file=argumento-y-ejes.html
Miller, J.-A. (2011) Curso El ser y el Uno. Seminario inédito.





[1] Argumento de las XI Jornadas de la NEL, “Lo insoportable de la infancia”
[2] Argumento de las XI Jornadas de la NEL, “Lo insoportable de la infancia”

[3] Argumento de las XI Jornadas de la NEL, “Lo insoportable de la infancia”
[4] Argumento de las XI Jornadas de la NEL, “Lo insoportable de la infancia”
[5] Miller, J.-A. (2011) Curso El ser y el Uno. Seminario inédito, clase del 16 de marzo, Pág. 76
[6] Miller, J.-A. (2011) Curso El ser y el Uno. Seminario inédito, clase del 16 de marzo, Pág. 79
[7] Miller, J.-A. (2011) Curso El ser y el Uno. Seminario inédito, clase del 16 de marzo, Pág. 78
[8] Miller, J.-A. (2011) Curso El ser y el Uno. Seminario inédito, clase del 16 de marzo, Pág. 80
[9] Miller, J.-A. (2011) Curso El ser y el Uno. Seminario inédito, clase del 16 de marzo, Pág. 84

Abril 2020





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