Fabiana Chirino, miembro de Apel SC y el actor Arturo Lora en cálido y enriquecedor diálogo |
Psicoanálisis y Teatro
“La Construcción del Personaje”
Por Fabiana Chirino O.
La
figura del personaje en teatro ha experimentado una serie de modificaciones a
lo largo de la historia, se ha manifestado de diferentes formas y expresado distintas
concepciones de teatralidad. Desde la Grecia Antigua hasta hoy, las variaciones
van desde el personaje realzado con máscara, túnica y coturno,
hasta el personaje vinculado con el cuerpo sensible del actor, que
compromete tanto su estructura física como sus procesos emocionales y psicológicos.
En estos contextos, surge el debate sobre la relación
entre el personaje y el actor y la cuestión sobre si el personaje es el actor. Máximo
Gómez señala que “a lo largo de la
historia del teatro la distancia entre ellos se fue alejando y acortando”
(Gómez; 2012: 5). Por ejemplo Robert Abirached, sostiene que la persona es la
máscara y no el actor, de modo que “el
personaje es sostenido por el trabajo del actor, que se adapta al marco que le
impone la máscara” (Abirached: 1978: 23). En esta concepción el actor es
quien torna verosímil y vivo al personaje que enmarca la máscara, existiendo
una diferencia y distancia entre actor y personaje (máscara).
Durante la segunda mitad del siglo XIX, Marcos de
Marinis plantea que “El actor, se acerca
a través del yo soy a la identificación con el personaje (el yo soy) constituye
una herramienta psicológica de la que se sirve el actor para iniciar el viaje
de acercamiento al personaje”. Se trata de una concepción que implica mayor
acercamiento entre actor y personaje.
En todas las concepciones persiste la idea de que el
personaje no está acabado en el texto dramático y que es el actor quien construirá
el personaje a través de un proceso lento de construcción- composición,
partiendo de la primera información trazada por el dramaturgo. Para este
proceso serán necesarios recursos técnicos u objetivos, pero también de recursos
internos o subjetivos, que se enlazan en una compleja intersección. “La materialidad del personaje está
compuesta por capas de diferentes texturas que abarcan aspectos subjetivos
imaginarios, inmateriales, y aspectos objetivos como la estructura física del
actor, sus gestos, su voz, sus acciones y que se amalgaman y estructuran a
partir de las leyes del lenguaje escénico” (Gómez; 2012: 9).
Así, tenemos dos componentes que se articulan pero no
se sustituyen, pues la distancia entre uno u otro no se puede abolir. Por un
lado el actor, entendido como sujeto que realiza una acción
performativa en al ámbito de un espacio con otro sujeto receptivo. “El actor es el sujeto que realiza una
construcción interpretativa para tender puentes que acerquen el lado imaginario
del personaje con su lado real” (Gómez; 2012: 9). Mientras que el personaje
teatral, es un concepto que conjuga dos componentes inseparables: por
una parte su lado visual, conformado por elementos tales como: forma, gesto,
rasgo, cuerpo, voz, palabra y, por otro lado todo aquello posible de ser percibido
desde lo visual y desde lo auditivo. “El
personaje teatral, también está conformado por cualidades que no solo son
construidas para el ojo o el oído y que junto a lo formal, posibilitan diversas
lecturas e interpretaciones por parte del espectador, que lo completan” (Gómez;
2012: 11).
Estos aspectos vinculados a la construcción del
personaje, me condujeron a reflexionar sobre el concepto de semblante
en el psicoanálisis. Para Lacan el semblante está inicialmente vinculado con lo
imaginario, pues remite a la raíz: similis,
y a simul, que significan conjunto y
simulacro. Pero más adelante lo vinculará con lo simbólico para decir que lo
simbólico, el discurso, es semblante. Ya sea en relación a lo imaginario o a lo
simbólico, para Lacan el semblante siempre se ubicó en relación de oposición a
lo real. Miller en su libro De la Naturaleza de los Semblantes afirma “diré pues que desde la perspectiva de
Lacan, y al menos en el psicoanálisis, no se debe dudar en separar el ser de lo
real, y al situar al ser del lado del semblante; a mi entender este es el
sentido exacto de la condensación lacaniana paretre (parecer -ser)”
(Miller; 2005: 19).
Para Lacan ser
y parecer se confunden, de allí que
podríamos pensar el personaje teatral como un semblante que se construye a
partir de elementos imaginarios como las formas, vestuario, accesorios,
escenografía y de elementos simbólicos, relacionados con el discurso y la trama
de sentido que da vida a esa figura del personaje. Allí el actor se “con-funde”
en mayor o menor medida con el personaje, pues no puede animarlo si no es con
su cuerpo y con su subjetividad. Es decir, a pesar de que el personaje esté
descrito en el libreto, será el actor quien encarne ese personaje, poniéndole
el cuerpo y con ello haciendo carne de él.
Lacan propone dos neologismos “paretre” (parecer-ser),
para señalar el punto en que el ser y el parecer se confunden en el semblante y,
“parletre” (parlante -ser), para señalar al ser que habla y que al hablar goza.
Dos aspectos que me parecen están presentes en el personaje teatral. El actor
sostiene un semblante construido que es el personaje, pero detrás de ese
semblante también se ubica como sujeto que habla y que dice más de lo que dicta
el libreto, pues algo de su subjetividad se cuela en la representación de un
personaje.
Mientras que el semblante pertenece al registro de lo
imaginario y lo simbólico, lo real pertenece a otro orden. Miller señala que lo
real es lo que no puede ser aprehendido o representado por lo simbólico ni lo
imaginario, es lo que paradojalmente queda por fuera de la cadena que lo
engendra. Cito a Miller “no obstante si
percibimos que es consecuencia, que es del orden de lo que se sigue de una
articulación de semblantes, desde esta perspectiva al menos, es del mismo
registro. Es una consecuencia pero que salta de su lugar en la cadena, que
logra ubicarse fuera de la cadena misma que la engendra” (Miller; 2005: 19).
Es decir, lo real es lo que queda como resto de la cadena significante que no
logra aprehender ese algo que no cesa de no escribirse.
En la naturaleza de los semblantes Miller, retoma la
frase “el semblante cuesta tan caro como lo real”, pues el semblante tiene la
propiedad de hacer existir lo que no hay, a modo de velo recubre lo que no
existe. Por eso Lacan advierte que no se trata de extasiarse o creerse el semblante
sino de hacer un uso posible de él. En este contexto, el analista también hace
uso del semblante de Sujeto Supuesto a Saber, sabiendo que no existe un saber
único y universal sobre el inconsciente, sino que cada sujeto irá construyendo
un saber sobre su inconsciente en su propio recorrido.
Así, Miller señala la importancia de “distinguir cuidadosamente el saber de la
inexistencia de la relación sexual este es, ese no hay, de lo incompleto y
mostrar que esta inexistencia es un hecho de inconsistencia. Es necesario pasar
por la inconsistencia para aislar el famoso objeto a como consistencia lógica,
lo que queda del desastre de la inconsistencia del Otro del significante” (Miller;
2005: 19). Siendo esa inconsistencia del Otro, ese no hay, el real que no cesa
de no escribirse.
Para el Psicoanálisis de Orientación Lacaniana, No
hay Relación sexual, El nombre del padre pasa a ser los nombres del padre, La
mujer no existe y El analista tampoco. A esta serie de no hay, se puede agregar
al artista, pues todos estos elementos están marcados por una inconsistencia
lógica, que no permite hacer de ellos un universal. Ante ello, queda la
construcción singular, la que hace un analista, o un artista en un recorrido
único y propio que le permita autorizarse como tal, no sin el lazo con el otro.
Ni fascinados o fusionados estragadamente con el
semblante, ni descreídos de él, el psicoanálisis propone una salida posible con
el buen uso del semblante, sabiendo que encubre lo que no hay, y que a pesar de
ello, hay construcciones singulares que permiten a un analista y a un artista, saber
hacer con un goce que es lo más propio y singular que tienen.
Referencias Bibliográficas
Gómez, Máximo (2012).
“Concepto de Personaje Tatral y sus Variaciones”. Cuadernos de Picadero.
Instituto Nacional de Teatro. Ministerio de Cultura de la Nación Argentina.
Miller, Jaques Alain (2005). “De la
Naturaleza de los Semblantes”. Buenos Aires Argentina: Paidós
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